lunes, 19 de diciembre de 2011

Estados unidos: segunda etapa imperialista

La guerra fría permitió el desarrollo de dos tipos de expansionismos imperiales, uno basado en la alianza de las burguesías liberales encabezada por Estados Unidos y otro expansionismo basado en el capitalismo de Estado desarrollado por la Unión Soviética y china.
El expansionismo de la burguesía norteamericana les impuso a las burguesías europeas una alianza a fin de equilibrar el intercambio comercial de Europa y Estados Unidos con las economías asiáticas. De allí la necesidad de concebir a Europa como un Estado federado (a la imagen de Estados Unidos) y no como un grupo de países con diferentes políticas económicas, que responden cada uno a los intereses particulares de sus burguesías nacionales. Esta alianza se concretó a través de la consolidación de un sistema financiero internacional compartido entre las grandes burguesías financieras norteamericanas y europeas. Donde sus poderosas entidades de inversión le permiten chantajear a las burguesías de otros mercados mediante la creación a conveniencia de crisis financieras regionales o locales.
El capitalismo de Estado desarrollado en la Unión Soviética explotaba de manera centralizada la mano de obra del país de acuerdo a los intereses de la élite burocrática. Este esquema se mantuvo bajo la férrea unidad imperial que lideraba Stalin. Sin embargo, a su muerte no se pudo recomponer un liderazgo con la ferocidad necesaria para centralizar el poder dentro y fuera de la Unión soviética. La imposibilidad de crear relaciones de producción comunista a partir de un capitalismo de Estado generaron superestructuras que reflejaban esta contradicción y que a fin de cuenta develaban su base económica: semi- feudal y semi- capitalista, con poco desarrollo de sus fuerzas productivas. Cuando los norteamericanos se percataron de tan simple realidad cambiaron su estrategia de insistir en guerra fría y permitieron que se desarrollaran las contradicciones internas de la Unión soviética con el fin de que ellas la destruyeran.
Otro tanto ocurría en china. Muerto Mao Zedong, los nuevos emperadores, ante el atraso de las fuerzas productivas de china proponen como salida capitalismo en sus dos expresiones: capitalismo de mercado y capitalismo de Estado. Bajo este esquema el capitalismo de Estado, dominado por las elites políticas del Partido Comunista, dirigen y controlan al naciente capitalismo de mercado y a la economía semi feudal que se extiende por todo el país. Este entramado económico permitió el desarrollo de su parque industrial a partir de la apertura de su economía al capital productivo occidental. Estrategia que le permitió al partido comunista chino construir una industria manufacturera de grandes proporciones con capacidad para financiar su capitalismo interno, su inmenso Estado semi feudal y posicionarse con fuerzas en los mercados Norteamericano y Europeo.

martes, 6 de diciembre de 2011

Estados Unidos: las etapas del imperialismo

La segunda guerra mundial vino a resolver la contradicción interna de Estados Unidos en materia de producción y consumo. La burguesía industrial Norteamericana producía más que lo que podía absorber su economía. Situación que terminaba en desempleo y crisis social. De allí que esta burguesía pujara por la expansión internacional como salida a su problema de producción de mercancía y consecuente aumento de rentabilidad.
Su participación en la segunda guerra mundial fue la mejor inversión de la burguesía norteamericana, que vio colocada sus mercancías y expandir su economía, así como, su influencia política y militar a nivel mundial. El resultado de la segunda guerra mundial dejó a los imperios Inglés, francés y Alemán debilitados frente a una Norteamérica con una economía intacta y en plena expansión. Esta situación permitió imponer un esquema que se caracterizó por el otorgamiento de créditos a Europa dirigidos a su reconstrucción, que tenían como fin último la compra de mercancías norteamericanas. Estados Unidos mantenía así su nivel de crecimiento económico con la venta de mercancías a Europa. Sin embargo, la balanza comercial favorable a Norteamérica rápidamente cambio a favor de Europa; y la razón era lo barato de la mano de obra de esta última. La solución a este problema de balanza comercial resultó en la imposición de un sistema financiero internacional basado en el dólar norteamericano, el idioma inglés y cuyo centro financiero estaba en Estados Unidos. Esta imposición fue el resultado del poderío nuclear Norteamericano, la fortaleza de su sistema financiero y el papel beligerante que este tenía frente a la lucha con los soviéticos, en el marco de la guerra fría.
A estos avances imperiales se sumó, la lucha de las transnacionales petroleras por la obtención de mayor rentabilidad. Después de financiar por más de 20 años a la burguesía industrial y Financiera de Estados Unidos y Europa las transnacionales petroleras propiciaron los procesos de nacionalización de la industria petrolera a nivel mundial con fin de mejorar su rentabilidad a costa de los aumentos de los precios del petróleo que resultaran de la lucha entre países productores de petróleo y consumidores.
Los altos precios del petróleo, la fuerte competencia de mercancía proveniente de Europa y Japón en el mercado norteamericano, el alto costo del aparato militar de los Estados Unidos y la apertura económica de china (y el lejano oriente) con su mano de obra semi esclava, permitieron un cambio en el esquema de desarrollo norteamericano que resultó en la fuga de sus capitales hacia el oasis de la rentabilidad. El esquema de desarrollo se basó en la explotación de la renta mundial a través de su centro de transacciones financieras internacionales, su mercado de cambio mundial de mercancías y la explotación de la riqueza y mano de obra productiva del mundo mediante sus transnacionales.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Estados Unidos: mercados y hambre Parte VI (El lejano Oriente)

El lejano oriente con China, Japón y el Sudeste Asiático a la cabeza presenta una importancia clave desde los inicios mismos del capitalismos occidental. La naturaleza feudal, los avances tecnológicos, lo exótico de sus mercancías y la extensión territorial y poblacional; así como, la ideología semi esclavista y sumisa que reproduce esta economía establecen condiciones única para el capitalismo occidental.
La mano de obra del lejano oriente es apetecida por el capitalismo occidental dado sus características particulares para adelantar impresionantes proyectos industriales bajo las pésimas condiciones laborales imperantes en esas primeras etapa del desarrollo capitalista. Esta mano de obra se diferencia de las Europeas y Estadounidense por su extrema sumisión a las ordenes del capitalista, el gran número de niños, mujer y hombres disponible como mano de obra, el bajísimo costo económico y social que representan y su gran resistencia para acometer de manera sostenida trabajos muy pesados de poca preparación.
A los atributos de mano de obra, el lejano oriente agrega una cultura legendaria y sabia que produjo importantes adelantos tecnológicos para la época, el desarrollo de la agricultura y la existencia de un Estado fuertemente centralizado. Lo avanzado de la economía china generó un intenso comercio entre China e Inglaterra que dio vida a la ruta de la seda y resultó en una balanza comercial adversa a esta última. Esta circunstancia fue compensada por Inglaterra mediante la introducción y comercialización en china del opio o su derivado la heroína proveniente de la India su colonia. Esta “mercancía” rápidamente deterioro la sociedad china y se convirtió en una fuente de importante riqueza para la Aristocracia y la naciente Burguesía inglesa, francesa y norteamericana que permitió equilibrar la balanza comercial de Inglaterra.
La Dinamización del desarrollo capitalista de occidente a costa del lejano oriente fue el resultado de dos guerras imperiales o guerras del opio que resultaron en el control del comercio de china.
Por otra parte, paralelo a la situación internacional las contradicciones propias del feudalismo en China crearon las condiciones económicas y sociales en el campesinado (pobreza extrema) para romper con el feudalismo, desarrollar una rápida transición a una etapa capitalista y, posteriormente, concretar con éxito una propuesta de corte socialista de tendencia pro soviética. Esta revolución aunque fuertemente vinculado a la Unión Soviética posteriormente rompen con este dado la dependencia imperial que Stalin exigía. Sin embargo, los avance socialista en la región (Viet Nan, Camboya, Laos, indonesia y Corea) resultaron en guerras de baja intensidad entre los imperios Norteamericano, Inglés, Francés, Japonés y los imperios Soviético y Chino. Estas guerras permitieron definir el reparto territorial del lejano oriente mediante una justificación ideológica que  determinó la hegemonía económica y política de cada grupo de imperios sobre determinados países.

Estados Unidos: mercados y hambre Parte V (África y el Medio Oriente)

Con el fin de la segunda guerra mundial el norte de África y el medio oriente se convierten en ficha clave en la geopolítica mundial Europea dado su carácter de suplidor de recursos energéticos; además de ser la vía de acceso para el comercio con el lejano oriente y sus antiguas colonias. A dicha importancia económica se agrega el reparto de despojos de guerra que en este caso cobró el apoyo económico e influencia política del sionismo en la segunda guerra mundial. El sionismo proveniente de Europa recibía su parte del botín mediante la legalización de la invasión a Palestina y la conformación del Estado sionista.
Esta jugada geopolítica significó por un lado la polarización entre árabes y europeos judíos en la región. Donde los judíos provenientes de Europa desplazaban y colonizaban a los judíos árabes de palestina y arrojaban a los Palestinos de su país. La moneda de cambio para el imperio norteamericano, inglés y francés por ese apoyo fue la constitución de un Estado mercenario en la región, que les permitiera la intervención militar directa o por intermedio de Israel para salvaguardar sus intereses geopolíticos y neocoloniales.
Por otra parte, la polarización “árabe- judío” permitió que las contradicciones entre colonizadores europeos, colonizados árabes y la lucha de clases por la distribución de la renta entre trabajadores, campesinos y señores feudales convertidos en burgueses, no ocupara el lugar central en cada país y en la región. Sin embargo, los niveles de expropiación de recursos naturales por los imperios occidentales y la poca distribución de renta entre los trabajadores y campesinos crearon las condiciones económicas y sociales necesarias para que se plantearan reformas agrarias como en Egipto, se justificara el discurso socialista como estrategia geopolítica para equilibrar la fuerzas imperiales en la región, se desarrollaran posiciones nacionalistas para la defensa de los recursos naturales y se reafirmara el islam como postura religiosa que permitiera aglutinar a los árabes bajo el concepto de justicia y rescate de la identidad.
La imposición por parte de los imperios occidentales de la contradicción “judíos contra árabes” permitió la consolidación de su poder en la región y el desarrollo económico de Europa. Sin embargo, el efecto colateral fue un nacionalismo que prometía extenderse. La respuesta imperial ante la avanzada del nacionalismo en el norte de África y el medio oriente fue el asesinato de líderes como Gamal Abdel Nasser, el aislamiento económico en Libia, la división de los líderes árabes, la compra de conciencia de los señores semi feudales de países petroleros y la constitución de gobiernos dictatoriales pro norteamericanos que garantizaran los intereses en la región. El punto culminante de estos movimientos geopolíticos fue  el acuerdo suscrito en Camp David que dio como resultado la “estabilidad” o dominio norteamericano en la región

Estados unidos: mercados y hambre Parte IV (Europa)

La Europa de pos- guerra de finales de 1945 puso en el tapete las contradicciones propias de las guerras imperiales. Entre ella la principal contradicción fue el reparto de Europa entre los vencedores seguidas del financiamiento de su reconstrucción económica y el destino de su producción; así como, el desarrollo de la lucha de clase y el control de las entradas y salidas de mercancía y fuentes de energía a Europa. La contradicción relativa al reparto de Europa se resolvió dividiendo a Europa de acuerdo al control militar de las partes al finalizar la guerra y sus aspiraciones imperiales previas a la guerra.
Resuelto el asunto del reparto de Europa la reconstrucción económica se convirtió en la principal contradicción. Cada imperio (soviético y aliados con Norteamérica a la cabeza) asumió el reto de reconstrucción económica y política de su porción de Europa de acuerdo al esquema de dependencia que proponía: a saber, capitalismo de Estado o capitalismo monopólico. El esquema de dependencia determinaba también que el destino final de la producción fuera el sistema de distribución estatal soviético o el mercado norteamericano y de la Europa occidental. Este modelo de dependencia generó en el caso norteamericano un balance comercial negativo creado en virtud del desarrollo económico de producción de mercancía Europa y el nivel de consumo de estas mercancías en el mercado norteamericano. Esta contradicción entre las economías occidentales fue resuelta de manera imperial mediante la exacerbación del dinero como fetiche y la hegemonía norteamericana. Esto es, perdiendo el dinero toda vinculación con el antiguo patrón oro e imponiendo al dólar norteamericano como papel de cambio dentro del sistema financiero mundial. La hegemonía del sistema financiero sobre las economías occidentales, como fase superior del capitalismo, le permitió a su dueño norteamericano imponer un sistema económico mundial de explotación de mano de obra y expoliación de recursos naturales que daba por resultado un alto porcentaje de renta mundial en sus manos y otro tanto para sus socios Europeos.
Este esquema de apropiación de la renta mundial permitió el desarrollo de beneficios excedentarios para repartir entre la clase trabajadora y campesina de Estados Unidos y Europa. Estos excedentes impulsaron lo que se dio en llamar el Estado de Bienestar. Por otra parte, el esquema de apropiación de la renta mundial permitió lubricar la lucha de clase dado los beneficios que suponía la clase trabajadora y campesina; así como el desarrollo de una pequeña burguesía que permitía soñar a los trabajadores en una vía para cambiar de la clase social (de ser trabajador a ser burgués). Pero, este esquema también significó el desarrollo de trabajadores con capacidades financieras que pudieran gestionar la renta mundial e detrimento de una economía productiva.
Otro asunto era la entrada y salida de mercancía y fuentes de energía a Europa. América, Africa y Asía tenían vías distintas para accesar a Europa. El comercio con Asía era particularmente difícil dada la existencia del bloque soviético y los volúmenes que se comercian, circunstancia que hacía de importancia estratégica el medio oriente y en particular el canal de Suez

viernes, 11 de noviembre de 2011

Estados unidos: mercados y hambre (Parte III) (América Latina)


En los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, Centro y Sur América reflejaba la contradicción de países con economías semi feudales, usufructuadas principalmente por el imperio norteamericano, e incipientes capitalismos nacionales. El desarrollo de estos capitalismos y el suyo propio empujó al imperio norteamericano a un cambio en su política exterior para la región. Viendo mayores ventajas económicas en el capitalismo neo colonial, la sustitución de dictaduras militares, seudo nacionalistas, por democracias liberales resultó ser la salida política más favorable para el desarrollo de su economía imperial y de su hegemonía en la región. Las democracias liberales presentan dos ventajas para el imperio: podían ser más complacientes a la hora de negociar sus recursos naturales y facilitaban el comercio de mercancías norteamericanas en sus capitalismos dependientes. Por otra parte, este tipo de democracias permitía reducir, amortiguar o desviar la lucha de clase entre trabajadores, campesinos e imperialistas por la redistribución de la riqueza nacional, mediante el juego de intereses o la ficción electoral representada en los cambio de gobierno entre partidos políticos de derecha y/o centro derecha.
El cambio de modelo económico y político en la región agudizó las contradicciones entre la economía capitalista y la feudal; así como, entre los trabajadores (ex campesinos) y el capital transnacional expresado en las burguesías nacionales. Estas contradicciones del sistema democrático burgués fueron capitalizados por los movimientos de izquierdas de Centro y Sur América aupados en algunos casos por el oportunismo soviético y en otros por los modelos de lucha y dirección cubano y chino. En esas luchas estos movimientos quedaron atascados en el juego político internacional de los imperios (soviético- norteamericano), en la lucha por el poder (entre, los modelos soviéticos, chinos y cubanos), en la sobrevivencia de procesos “revolucionarios” que devienen en oportunismo “revolucionario” y traición “revolucionaria” hacia estos movimientos. A estas penurias se añadió la falta de una interpretación correcta del momento histórico y, la mezcla de políticas reformistas para el campesinado y los trabajadores Centro y Sur Americanos impulsadas de Washington junto invasiones, intervención y terrorismo imperial por parte de Estados Unidos.
De esta etapa irrumpe la política de los discursos seudo revolucionarios aderezados con oportunismo y traición, que engañan a la clase trabajadora y campesina con la ficción de: capitalismo de Estado igual a “socialismo”. Ficción que se crea ante la inviabilidad económica de construcción de relaciones de producción comunista y la amenaza política que esta significa a su influencia y sobrevivencia política en la región.

Estados unidos: mercados y hambre (Parte II)

El fin de la segunda guerra mundial y el comienzo de la guerra fría produjo un fuerte impacto en la naturaleza de las contradicciones internas de cada uno de los imperios capitalistas y de aquellos autodefinidos socialistas. Pero, también significó cambios en la correlación de fuerzas internacionales.
A los capitalistas les tocó romper con el colonialismo tradicional (en la India y África, entre otros) por un modelo basado en el neocolonialismo económico que propone reducir las contradicciones económicas, políticas sociales con las ex colonias y, paralelamente, hacer más económica y productiva su explotación. Por otra parte, el capitalismo pasa lentamente a una fase superior que lo lleva a romper con la producción económica e impulsar una estructura financiera que facilite y aumente la acumulación de capital. Este esquema permitió el despliegue de nuevas estrategias de explotación de la mano de obra, basado en una división del trabajo internacional que facilitó el desarrollo de países como China, India, Japón, los Tigres Asiáticos, los Dragones menores, Corea del Sur y Brasil.
En el campo del “socialismo” real las contradicciones del capitalismo de Estado entre el zarismo o mandarismo chino y la clase trabajadora derivaron en un burocratismo policíaco asfixiante y en una parálisis económica impulsada sólo por su aparato militar. Este modelo económico lejos de propiciar el socialismo, fomentando relaciones de producción comunista, redujo al capitalismo de Estado a una expresión socialdemócrata de carácter autoritaria. En el plano internacional los aliados se convirtieron en “colonias” obligadas o comprometidas con el juego geopolítico del Kremlin. La lucha de clase promovida por la contradicción interna del socialismo real y por los capitalistas de occidente, fueron reprimidas con: terrorismo policiaco, discursos seudo–socialista y un partido fuertemente comprometido y aterrorizado con el líder de turno.
La inviabilidad del capitalismo de Estado en términos económico y social permitió que los esfuerzos del imperio occidental decretaran su muerte. Y en esta caída los trabajadores y campesinos no participaron por cuanto fueron los grandes ausentes del socialismo real. Otra fue la ruta del imperio chino. Este “comunismo” trazó una estrategia paralela (de convivencia) entre capitalismo salvaje, el capitalismo de Estado (burocrático y policíaco) y un sistema semi feudal donde el señor feudal es el partido y sus burócratas. Esta mezcla, sin embargo, ha permitido viabilizar momentáneamente el capitalismo de Estado chino. Ya la corrupción y la disciplina partidista hacen mella. A esto se agrega una poderosa burguesía china que reproduce su naturaleza y un capitalismo occidental sediento de venganza, de mercado y de capital.

Estados unidos: mercados y hambre (Parte I)


La agresividad y velocidad con que se desarrollan los movimientos geopolíticos de los imperios occidentales, en los últimos años, dicen mucho del tipo de contradicción que enfrentan; así como, de su naturaleza. Las crisis financieras y económicas de Estados Unidos y Europa más parecen un trabajo de parto a una nueva globalización que una crisis estructural que ponga fin al sistema capitalista.
Sobre tales movimientos geopolíticos debemos agudizar el análisis para develar las fuerzas en pugna que fundamentan esta reorganización global y que pujan por romper con el estado actual de contradicción del capital; para, propiciar la conformación de una nueva contradicción.
Con la primera guerra mundial la contradicción principal del capital pasó de la guerra entre las colonias y los países colonialistas a la guerra entre capitales por el reparto de las colonias y antiguos imperios como el otomano y el austro- húngaro. Este período tuvo su desenlace con el reparto de territorios, ocurrido después de la segunda guerra mundial.
Sin embargo, a diferencia de los antiguos repartos de territorios entre los vencedores capitalistas-colonialistas, este contó con una particularidad, uno de los imperios beneficiarios del reparto decía ser socialista. Esta particularidad sirvió de fundamento a una nueva contradicción entre capitales: unos que promovían un capitalismo de “mercado” y otros que postulaban un capitalismo de Estado. Diferencia que se expresaba más por su carácter hegemónico (imperio de la Unión Soviética contra imperio norteamericano) que por su “carácter ideológico”. Sin embargo, el carácter de esta lucha permitió el desarrollo militar, tecnológico y económico de los distintos imperios.
Por otra parte, la contradicción en el plano internacional se impregnaba mutuamente con las contradicciones internas de cada imperio. Este período denominado de guerra fría sirvió de colofón para definir el reparto mundial entre los imperios, basado más en un problema de hegemonía, pero, justificado en diferencias ideológicas. El método de lucha tenías varios niveles de operación: una era la mutua amenaza nuclear; otra, atacar y exterminar potenciales revoluciones pro-capitalistas o pro-socialistas o en su defecto negociar el “exterminio” de estas revoluciones a cambio de prebendas en otras partes del mundo. La lucha de clase de los pueblos y los ascensos revolucionarios no importaban; el punto central eran los intereses del líder de turno y sus juegos geopolíticos de hegemonía en la región. Cambiar una revolución por un vasallaje que le diera hegemonía lo era todo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Grecia y Libia: Estrategias

Las acciones imperiales contra Libia y Grecia deben ser motivo de análisis por parte de la clase trabajadora y campesina del mundo. En esos dos países la estrategia de acumulación de capital camina por distintos rieles; pero, con un mismo destino: la unificación y control de mercados.
En el caso de Grecia el instrumento de lucha imperial contra la clase trabajadora y campesina ha sido el esquema de la deuda externa. Un esquema que se basa en: 1- otorgar exagerados préstamos al Estado a través de la banca internacional con el fin de crear una crisis financiera que le permita apoderarse de fábricas y riquezas; 2- Un sistema político burgués, embriagado con los créditos; 3- un modelo económico basado en la incapacidad de su burguesía para crear riquezas con esos créditos, pero, enriquecida por la reventa de mercancía importadas, 4- un Estado que no tiene otra que aumenta el gasto público no reproductivo y 5- el estímulo a la importación de mercancía provenientes de las burguesías prestatarias. Luego viene la solicitud de pago, la manipulación financiera y el paquete de medidas económicas para “salvar al país”. Como se aprecia es una gran centrífuga financiera para desbancar países y acumular sus activos.
Pero, cuál es la importancia de aplicar este esquema en Grecia? La importancia reside en que Grecia tiene un partido gobernante supuestamente “socialista” y es con esta vitrina (con este mentira) que el imperialismo pretende chantajear y aterrorizar a la clase obrera y campesina de Europa obligándola a escoger entre la ruina y la crisis social que ellos crearon en Grecia o aceptar sumisamente las medidas de “ajuste” unificador de Europa. El imperialismo pretende cambiar la contradicción entre capitalismo o socialismo; por crisis social o “ajuste” globalizador.
En el caso de Libia los objetivos estratégicos determinaron otro esquema de lucha imperial. Ya no se trata de poner a la clase trabajadora en una encrucijada sino de romper la unidad árabe y construir un mercado sin restricciones y con capacidad de compra para la mercancía de los imperios. En Libia el modelo rentista, la forma de distribuir la renta (la estructura del poder) y la esperanza de la unidad árabe que encabezaba este país no permitían concretar el sueño imperialista de un nuevo medio oriente basado en democracias liberales y pueblos divididos. Bajo ese modelo no se puede desarrollar una burguesía que al servicio del imperio legalice un mercado sin frontera ni nacionalidad. De aquí que la estrategia sea otra; la invasión directa. En este otro lado del mundo, el imperio crea la ficción entre el atraso nacional o el “progreso” y el mercado. Así se pretende ocultar la contradicción entre capitalismo imperial versus unidad árabe socialista. Ahora bien, Cuál será el futuro de Latinoamérica, que ya posee democracias liberales, pero que habla de socialismo? Acaso, será la muerte por “enfermedad” de algún Presidente o serán golpes de estado: o será la consabida traición y acomodo.

lunes, 3 de octubre de 2011

Ideología vs Poder

El socialismo es una bandera que muchos enarbolan cada vez que se produce una crisis del capital. Muchos creen que el desarrollo de muchas manifestaciones populares desembocan automáticamente en socialismo. Sin embargo, la historia ha demostrado que esto no es cierto. El desarrollo de la lucha de clases no necesariamente deviene en socialismo si este no se convierte en antagonismo (en rompimiento) entre la economía capitalista y la economía alternativa: socialista. La lucha de clase política no es suficiente para la transformación de la sociedad.
En este punto, la ideología y el poder luchan: una por desviar la atención sobre la contradicción fundamental y otra por imponerla. La política desplaza el tema de la construcción de la economía alternativa y se convierte ella en el centro de los procesos sociales. Conseguir el poder del Estado y permanecer en él se convierte en un fin en sí mismo, cuando este es sólo un paso táctico para el logro de la suprema felicidad de los seres humanos.
La conquista del poder político permite exacerbar, hacer más sutiles y volver más peligrosas e invisibles las contradicciones de clase. Las banderas del socialismo que hace poco eran discursos aglutinadores de los trabajadores y campesinos ahora se convierten en pesados fardos del cual se quieren librar. El poder produce una adicción que permite que se reediten (o reconstituyan) los intereses de la clase dominante anterior, ahora con nuevas caras. Los maestros del marxismo nos han brindado mucho conocimiento; pero, enseñan poco a los revolucionarios acerca de cómo luchar por el poder entre “revolucionarios”: cómo combatir el poder capitalista (e imperialista) que se enquista en el “nuevo” Estado.
La paciencia, constancia, planificación y continuidad en la estrategia de construcción de la economía socialista es, en muchos casos, apartada por las premuras del poder: por la conveniencia. La ideología muchas veces claudica frente al chantaje “por el poder”, que impone como punto central la permanencia en el poder a toda costa. La economía socialista pasa a un segundo o tercer plano. De esta forma siempre habrá capitalismo.
La Unión Soviética fue un caso en que la economía socialista cedió ante la política y la ideología ante el poder imperial a la usanza zarista. En estos casos la clase trabajadora y campesina cambiaron economía socialista por caudillismo y suprema felicidad por capitalismo de nuevo cuño, que a la postre se convirtió en capitalismo reencauchado. El socialismo no es sólo un nombre, es una estrategia para vivir en paz y feliz, de allí la importancia de definir un conjunto de ideas (ideología) que nos convenzan a trabajadores y campesinos que podemos organizarnos en el combate contra la acumulación de capital, como en Grecia, con la apropiación de todas nuestras fabricas y riquezas: con la creación de riquezas para nosotros, la economía alternativa. Simplificar la lucha de clase al marco político o al discurso demagógico es una estrategia contrarrevolucionaria del Imperialismo capitalista para quebrar la ideología marxista.

Siria: dignidad o reparto

Las amenazas y contra amenazas del 14 de septiembre de 2011 entre el Presidente Ruso y el Primer Ministro Inglés ponen en el tapete el nivel de importancia de Siria para la política imperial occidental en sus esfuerzos de imponer un “nuevo medio oriente”. Los ingleses extorsionan, con descaro a los Rusos, recordándole su cuota parte en la repartición global si éste no permite la rapiña sobre Siria; y Rusia, le riposta que el esquema propuesto por el imperio occidental en Libia no garantiza sus negocios en la región, vista la extorción realizada por el Comité de transición de libia sobre su reconocimiento o la pérdida de sus negocios petrolero en el país.
Tan descarada y agresiva es la confrontación entre los imperios de occidente y oriente para obtener el dominio sobre mercados y/o participación como socio en la nueva globalización, que la toma de posiciones ventajosas en materia militar, acuerdos aduaneros, control de la droga, poder comunicacional para visibilizar o invisibilizar, control sobre la distribución de alimentos y sobre la producción y distribución del petróleo se convierte en ventajas tácticas de presión y extorción frente al oponente. En este sentido, los acuerdos antidroga legalizan y define quien contrala la droga en determinado región y quien está en capacidad de minar la fuerza moral del otro. Los ejercicio de guerra y acuerdo antimisiles son otro tanto de estas tácticas para alinear mercados (países) en cada bando. Evidentemente el petróleo sigue siendo una importante arma de guerra al momento de definir los porcentajes en el reparto de mercados.
Cabe acotar que el imperio occidental se aprecia más estructurado en su estrategia globalizadora dado el papel de dominio que ejerce los Estados Unidos; así como, el de su lugarteniente Alemania. Por su parte, en oriente los imperios Chino, Ruso e Hindú no cuenta con la misma integración dado lo reciente de la conformación de sus burguesías (años 70 y 90) y la poca sinergia entre ellas, el poder de la burocracia estatal que no quiere perder sus privilegios, la cultura y la extensión (y poco desarrollo) de sus mercados domésticos.
Frente a esta rebatiña imperial, dónde se encuentra la esperanza de la clase trabajadora y campesina y cuál debe ser su estrategia? Evidentemente, la esperanza está en nuestras propias manos: en la construcción de una economía socialista para los trabajadores y campesinos. Para ello, lo primero es que nos reconozcamos como iguales, los trabajadores y campesinos del mundo. Y ese reconocimiento nos debe permitir realizar pronunciamientos públicos y conjuntos en rechazo a la rapiña imperial: los trabajadores y campesinos del mundo requerimos de una nueva internacional. En segundo lugar, debemos promover un proyecto socialista común que trace las líneas gruesas para defender nuestros intereses de clase frente a los grupos e intereses imperiales en todos los países. Tanto Siria como Libia, Túnez y Egipto en este momento no los exigen.

Geopolítica: cuentos o verdades

La geopolítica mundial está cambiando en cuanto a la estrategia y los métodos de dominación. La manera de hacer negocios diferencia a los distintos imperios en su multipolaridad distinguiendo entre los más agresivos y estratégicos comunicacionalmente, hasta los más discretos. Y en estos negocios los países pequeños y con ellos la clase trabajadora y campesina del mundo están a la merced (como peones o carne de cañón) en el tablero de ajedrez de la geopolítica mundial.
El mundo aprecia con estupor el manejo financiero de Bancos y Entes de Inversión que ponen en quiebra a trabajadores (como en Estados Unidos) y a países. Algunos de estos países se presentan como vitrina para el mundo de lo que es capaz el imperio (como es el caso de Grecia) y a otros se les somete a fuerza de terrorismo financiero, alineándolos a la política imperial de concentración de capital, como es el caso de España, Italia, Irlanda, y Portugal en Europa.
En el Norte de África y en el Medio Oriente la estrategia de la mancomunidad de imperios occidentales colonialista, ha cambiado como también sus métodos. La estrategia imperial cuenta al menos con cuatro vértices: en primer lugar, se pretende salir de las dictaduras occidentales como las de Egipto y Túnez para dar paso a las democracias liberales. Valiéndose para ello de poderosas contradicciones de clase que existen en el seno de estas sociedades. En segundo lugar, se pretende romper y fraccionar el arabismo; así como, profundizar las diferencias religiosas dentro y fuera del islamismo. Un ejemplo es la invasión a Libia y los ataques a Siria. En tercer lugar, encontramos la redefinición del papel del sionismo en el medio oriente. La contradicción árabe- sionista que tantos beneficios trajo para los imperios de occidente, en materia de recursos naturales y comercio, ya no resulta conveniente para la estrategia de un “nuevo medio oriente” sembrado de democracias liberales. El grado de tolerancia del imperio norteamericano ante el policía Israelí se reduce y la estrategia del imperio le impone al Sionismo ceder su protagonismo en pos de la construcción del modelo liberal. A esto responde es el cambio táctico del imperio en el caso Palestino. En cuarto lugar, la política de dividir y vencer impondrá un mercado común para el mundo árabe e islámico, dirigido por los imperios occidentales, en una suerte de condominio colonial; donde los imperios orientales participen como socios comerciales.
Dentro del sueño imperial de un “nuevo medio oriente” las democracias liberales serán de dos partidos. Ambos plegados a la construcción de una burguesía fiel al imperio, que sólo se diferencien por el nombre.
Pero, y el Pueblo, la clase trabajadora, el panarabismo y el islamismo, qué? Para nosotros la respuesta no es otra que la resistencia, la conciencia, la construcción organizativa y el socialismo. Este es el gran reto frente al caos imperial que quiere arrancar, no sólo la riqueza sino la identidad a los pueblos árabes e islámicos del mundo.

La legalidad vs la justicia

Palestina, Libia, Siria, Grecia y España, ponen en evidencia la contradicción entre la legalidad y la justicia. En estos países se aprecia con claridad, y en toda su plenitud, el papel de las ideologías y su utilidad para justificar la dominación del imperio sobre los pueblos.
Palestina es quizás el país donde el antisemitismo sionista ha desbordado todos los límites de la legalidad imperial. Justificada su ocupación mediante una “resolución” del órgano internacional para la colonización de los pueblos como lo es Organización de las Naciones Unidas Palestina se vio invadida por el racismo, la exclusión y el antisemitismo de los jefes sionistas de Europa y Norteamérica después de la segunda guerra mundial. Un antisemitismo que no distinguió entre árabes musulmanes, árabes judíos o árabes cristianos que vivían pacíficamente y donde todos eran PALESTINOS. En este país la legalidad capitalista se impuso mediante el dinero, las armas y el exterminio. Después llegaron las religiones y las “leyes” para confundirlo todo; así como, para justificarlo todo. Que si es una lucha religiosa, que si la tierra prometida; falso, estamos frente a una invasión financiada por el sionismo y punto.
Libia es otro caso de legalidad capitalista. Cambia la estrategia de dominación y beneficio imperial de norteamericanos, alemanes e ingleses y entonces cambia la legalidad. Libia es una demostración fehaciente de que la base económica del capitalismo y su estrategia de dominación determina y marcan la pauta para la política, la religión y la legalidad. Son estas superestructuras las que justifican (argumentan, repiten y convencen) el estado de dominación del imperio burgués sobre los pueblos trabajadores y campesinos del mundo.
Si esta es la legalidad imperial, dónde está la justicia. Porque, el sistema capitalista nos ideologiza para que creamos y pensemos que su legalidad es igual a justicia: que su “legalidad” es ley divina. Una Resolución de la ONU vale más que la vida de millones de trabajadores y campesinos libios y palestinos. Cabe preguntarse entonces, qué es la justicia? Inclusive podríamos preguntarnos de qué justicia hablamos cuando personas blancas, racistas, republicanas y machistas de la burguesía norteamericana o inglesa se alegran de las masacres sobre los pueblos de Libia, Iraq o Palestina y señalan que eso es “justicia”. Para esta gente (holandeses, alemanes y franceses) los recortes presupuestarios en Grecia y España; así como, la venta de sus riquezas es “justicia”. Señalan a los cuatro vientos que el hambre de los trabajadores y campesinos es “justicia” y lo justifican alegando que dichas medidas son necesarias. Entonces de quién es la justicia y qué se hace con ella. Estas son preguntas que los trabajadores y campesinos del mundo tenemos que contestar juntos y en la práctica. Debemos responder en lo político- organizativo; pero, también y muy especialmente mediante la construcción de una economía socialista para nosotros.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Libia: Conciencia y traición

La guerra de liberación nacional que desarrolla el pueblo Libio nos sigue dejando poderosas enseñanzas a los trabajadores y campesinos del mundo. La primera de las enseñanzas es que el imperio no es amigo de nadie y ninguna negociación “piadosa de nuestros recursos” es suficiente frente a la ambición y las estrategias de mercado. La segundo lección es que estamos solo: es falso que la entrega de nuestras riquezas a nuevos (o viejos) imperios se convierta en paraguas contra el imperio norteamericano. La multipolaridad o la sociedad de los grandes, es el escenario bajo el cual se intercambian países (riquezas naturales) y se negocia la geopolítica mundial.
En tercer lugar, la Organización de las Naciones Unidas es un instrumento imperial para legalizar la colonización y extorsionar a los países del mundo. En esta sala- show los grandes “negocian” comunicacionalmente los restos de soberanías ya negociadas por las transnacionales financieras. Cuarto, las finanzas internacionales de nuestros países son monedas de cambio en manos del imperialismo norteamericano para financiar a sus mercenarios, comprar traiciones e invadir a nuestros propios países.
El pueblo Libio del mismo modo nos enseña que el liderazgo colectivo derrota imperios; pues, el constituye la guerra de guerrillas de los pueblo frente a los batallones del imperio. Aunque, un liderazgo colectivo sin un proyecto político árabe de construcción socialista dificulta la unidad y facilita la traición. Como también facilita la traición la quinta columna que pretenden matar la crítica y la autocrítica del seno de la clase obrera y campesina por mantener una posición “monolítica” tipo foca, oveja o vendedores de alma y pensamiento.
Los pueblos se mantienen por sus ideas y por el grado de creencia en ellas, de allí la política del imperio de aterrorizar a las clases trabajadoras y campesinas con la delincuencia, la droga, el hambre, los medios de comunicación imperial, las armas de destrucción masiva y tantos otros mecanismo de terror.
El imperio sólo puede mantener guerras cortas, sangrientas y aterradoras basadas en bombardeos criminales. En Iraq, se plantaron con bombardeos y fuerzas militares que sustituyeran a los organismos de seguridad y la verdad es que los trabajadores y campesinos siguen batallando y el imperialismo está desesperado: no encuentra la gobernabilidad. En Afganistán, derrumbaron la burocracia estatal y el imperio está desesperado por establecer un mínimo de gobernabilidad para salir de allí corriendo. En Libia quieren lograr que los mercenarios, definidos por ellos como “rebeldes”, sean los que tomen control del aparato militar y Estatal; pero la realidad es que pueblo reconoce las traiciones y a los traidores.
En conclusión, la unidad de liderazgo colectivo entorno al proyecto socialista es la respuesta de los pueblos a las invasiones imperiales. La unidad para el desarrollo endógeno y la profundización de la conciencia nos permite combatir al terror y evitar toda gobernabilidad del imperio norteamericano y sus traidores de turno sobre nuestros pueblos.

sábado, 19 de marzo de 2011

Egipto, Tunez y Libia Geopolítica, lucha de clase e islamismo

Néstor Aponte
21- 03 -2011
http://nestoraponte.blogspot.com/
Los medios de comunicación del imperio Euro- norteamericano han mantenido, en estos primeros meses del 2011, la atención del planeta sobre el mundo árabe. Con ello pretenden “reducir”, intencional y oportunamente, el impacto social (la lucha de clase) que la ejecución de su política económica está generando sobre los trabajadores y campesinos de Europa y Estados Unidos; particularmente, en lo que respecta al desencadenamiento de esta nueva fase de crisis financiera y social que recorre Europa. En este contexto, llama a la reflexión el comportamiento que desarrolla el Gobierno norteamericano (por su carácter histriónico, policíaco y cara visible del imperialismo Euro-norteamericano- sionista) al “pujar por querer cambiar la configuración política” de un mundo árabe que tanto esfuerzo le llevó instaurar.
Sólo debemos recordar que la crisis del mundo árabe se agudiza hacia finales de la segunda guerra mundial luego que el imperio Ingles (con apoyo de los Estado Unidos) impone en la región el Estado sionismo con el propósito de que proteja sus intereses; particularmente, sus intereses en materia de rutas marítimas y petróleo. La imposición del Estado sionista le permite controlar el comercio de mercadería desde oriente; así como, las fuentes y transporte de energía vital (petróleo y gas) para el desarrollo de su país y de Europa. Por otra parte, la imposición del Estado Sionista en la región árabe le permite al imperio anglo- norteamericano resolver el problema de una secta religiosa altamente belicosa y poderosa financieramente que andaba errante por Europa creando problemas económicos y políticos internos en los distintos imperios. Esta defensa a los intereses anglo- norteamericano se da a cambio de la creación, financiamiento y apoyo militar del Estado sionista.
Con las crisis políticas y guerras del medio oriente entre los años 50- 70 del siglo pasado, provocadas y apoyadas por Ingles y Norteamericano, la fuerza política y económica ganada por el Estado sionista le permite consolidarse como gendarme del imperio ingles- norteamericano en la región: le permite constituirse en la manzana de la discordia, en el polo que subvierte la unidad árabe y le impide ser dueños y disponer de sus riquezas. Este planteamiento geopolítico, geoeconómico y geomilitar de carácter neocolonial del imperio anglo- norteamericano fue, intencionalmente, opacado y relegado a un segundo plano cuando, en la estrategia del imperio de borrar sus huellas para imponer su Estado sionista (su gendarme), se vinculó la limpieza étnica (el exterminio de un pueblo) contra el pueblo palestino con la perspectiva religiosa (justificadora de masacres) y se centró el problema no como un asunto neocolonial sino como una guerra religiosa de judío contra árabes musulmanes. A partir de esta perspectiva religiosa (judíos contra árabes) el imperio anglo- americano ha dominado en la región (a través del sionismo) y ha justificado el terrorismo contra el mundo árabe. El beneficio como se dijo ha sido el control de rutas navieras con oriente y disposición de las riquezas naturales del mundo árabe. El costo ha sido financiar a un Estado policial, diezmar poblaciones, aterrorizar a 850 millones de personas (el mundo árabe) y compartir el poder mundial con el sionismo.
Sin embargo, la inestabilidad geopolítica en el mundo árabe, generada por la estabilidad económica del imperialismo anglo- franco- norteamericano, no se ve estabilizada y viabilizada (o controlada por los imperios inglés y norteamericano) hasta que se imponen a los árabes los acuerdos de camp David que reconocían (bajo la filosofía o estrategia de divide, mata y vencerás) la legitimación, poder y dominio del sionismo sobre el mundo árabe. Para ello se toma control sobre la dirección del país símbolo del panarabismo, asesinando a su líder Nasser y anulando a todos los líderes que los seguían en el resto de los países árabes. Los acuerdos de Camp David declaran la derrota político- militar del panarabismo en esta etapa histórica y definen la arquitectura política actual del mundo árabe: son el esquema de dominación y acuerdo inter- neocolonial de los imperios anglo-franco- norteamericano sobre el centro norte de áfrica y oriente medio.
Bajo este contexto, de esfuerzo continuado (por más de 60 años), pareciera raro que el gobierno norteamericano sea el principal impulsor de la salida del poder de quien es su fiel lacayo en su estrategia de dominación sobre el mundo árabe: su esbirro. Pareciera que el ex- gobernante egipcio, después de 20 años, ya no era necesario a los intereses y objetivos del imperio Euro-norteamericano en su labor de dividir los intereses árabes frente al gran agresor Ingles y su gendarme en el medio oriente: el Sionismo. O, será que las contradicciones internas de los países árabes no podían seguir siendo manejadas por los viejos esbirros políticos del imperialismo; en particular, la lucha de clase entre la burguesía egipcia (con el apoyo de las transnacionales) y los trabajadores egipcios.
Aún más, por lo que se ve en los medios de comunicación, parecía que el Estado Anglo-sionista que gobierna la Casa Blanca se pusiera del lado del Pueblo (los trabajadores) egipcio en su lucha de clase contra su propio esbirro e imperio hambreador. Pareciera que el Presidente Obama (el Michael Jackson de la política norteamericana) defendiera más los intereses de los trabajadores egipcios que los intereses de los trabajadores norteamericanos, ahora cada vez más pobres. Sin embargo, tanto “pareciera” nos resulta extraño; más y cuando tanta solicitud de “libertades económicas”, mas no políticas, lo hace la burguesía (europea, norteamericana y sionista) más rancia, poderosa, discriminadora, racista, inescrupulosa y asesina que haya existido en el globo terráqueo.
Un análisis que mescle geopolítica, economía política y lucha de clases nos puede dar algunas luces respecto a la verdadera amenaza que se cierne sobre el mundo árabe y del cual el ex- presidente egipcio sigue siendo una ficha. Egipto, a partir de mediados de los años 70, con la muerte del nacionalismo arábigo que simbolizaba Nasser, se convirtió en el segundo gran aliado del imperialismo anglo-norteamericano en la región y en el lugarteniente del sionismo. El objetivo de esta “alianza” impuesta, como ya se dijo, era estabilizar (dividir) políticamente un mundo árabe que permitiera garantizar en la región los intereses comerciales de ingleses, franceses y norteamericanos, mediante la legitimación del poder y control sionista; y por la otra, contener las fuerzas del panarabismo que pugnaban por una integración geopolítica que le permitiera el ejercicio autónomo de sus riquezas, el control del transporte de mercancías en su región y en consecuencia la unión económica arábiga y en general islámica. Una geopolítica árabe no sumisa a los aliados de la segunda guerra mundial constituía una amenaza importante para el imperio inglés, francés y norteamericano.
Por otra parte, desde el punto de vista económico el mundo islámico representa un mercado cautivo de 850 millones de personas, poco desarrollado desde el punto de vista del intercambio capitalista neocolonial; pero “perfecto” en cuanto a su dimensión para la colocación y comercio de mercancía europea y norteamericana de un imperialismo occidental que realiza esfuerzos para reconstituir productivamente sus economías. Con semejante perspectiva es visto el mercado Latinoamericano, con los tratados de libre comercio; e incluso, negociado con los imperios Ruso y Chino para neutralizar su participación en otras aventuras de conquista como la arábiga.
Bajo este contexto las “libertades económicas”, (más no políticas) clamadas por el Presidente Obama para el mundo árabe marcan el inicio de la estrategia de penetración del capitalismo imperialista sobre las economías islámicas, por una parte, y por la otra, la manipulación de la opinión pública mundial para hacer ver como “lógica” que se estarían “desatando” las fuerzas políticas del islamismo. Fuerzas que le permiten justificar en un futuro cercano dos tipos de terrorismo: por un lado un supuesto terrorismo árabe a escala mundial (planificado y dirigido por el imperio Euro-norteamericano) y por el otro un efectivo y devastador terrorismo de Estado contra los trabajadores y/o funcionarios y campesinos norteamericano y europeos, mesclando lucha de clase con una supuesta “rabia del mundo islámico contra occidente”. Todo este terrorismo de cara a una agudización de la lucha de clase en Europa y Estados Unidos debido a la gran crisis del capitalismo que despoja a los trabajadores y campesinos de sus pertenencias e inclusive medios de subsistencia para entregársela al imperialismo financiero en esta masiva acumulación de capital.
El desarrollo de la circulación capitalista de mercancías en el mercado islámico le permitiría al imperialismo, no sólo, la reactivar las economías euro- norteamericanas; sino, establecer una ofensiva que le permita ganar posiciones frente a la guerra comercial inter imperial con los imperios de oriente. Estos elementos determinan el desarrollo de una nueva dinámica en la geopolítica y en la económica política de la región del norte de áfrica y del medio oriente. Ya no se trata de garantizar, como ocurrió después de la segunda guerra mundial, el control de las fuentes y rutas de tránsito de petróleo y mercadería, del oriente y del oriente medio, mediante una arquitectura del poder que coloque a su gendarme (el sionismo) en una posición de supremacía frente a un humillado mundo árabe. Ahora, finalizando el siglo XX y comenzando del siglo XXI la nueva estrategia del imperialismo occidental para el mundo árabe consiste en penetrar las economías islámicas, a través del mundo árabe, y sustituirla por una economía capitalista (neocolonial) que cumpla varios objetivos estratégico: Primero: desarrollar un mercado para las mercancías euro- norteamericanas, Segundo: controlar directamente las fuentes de energía, Tercero: atacar políticamente y económicamente el islamismo, particularmente IRAN, Cuarto: desarrollar una ofensiva política y comercial contra los imperios Ruso y Chino y Quinto justificar el terrorismo imperial contra sus trabajadores y campesinos alegando la “ira islámica”.
El mundo Islámica no se circunscribe al ámbito religioso y político sino que se extiende y tiene su fundamento en la estructura económica que gobierna el centro- norte de Africa, el mediterraneo (excluyendo a Israel), se conecta con el mundo turco y persa y llega hasta los países que formaron parte de la extinta Unión Sovietica (Kazakhstan, Uzbekistan, entre otros) finalizando en Afganistan, Pakistan y una porción importante de la china comunista. Este mercado, si bien poco homogéneo y muy diferente al capitalismo imperialista, por cuento está adecuado a la realidad económica e ideológica islámica, abre enorme expectativas en el desarrollo económico del imperialismo Occidental e inclusive Oriental. Esta ofensiva, podría convertirse en la piedra angular de la geopolítica Imperialista occidental para amenazar la estructura económica e ideológica islámica de Irán, punto duro del islamismo. Y por otra parte, la región islámica le permite al imperio Occidental negociar este y otros mercado con el imperio Oriental. Como fin último, la ofensiva imperialista Occidental, en el mundo islámico, pretende horadar política y económicamente a los imperios Ruso y Chino.
Combatir la economía islámica es tan crucial y necesario para la economía imperialista de occidente como desvanecer toda esperanza socialista: toda unidad política y económica de los trabajadores del mundo. La diferencia con el socialismo es que los planteamientos colaborativos del islam tienen una base económica e ideológica centrada en la religión que le da una gran estabilidad política. De allí la necesidad de crear un caos y un terror que mine tal estabilidad, de allí la necesidad de satanizar el islam como religión y debilitar la fe de sus creyentes. El debilitamiento de la fe en el islam hace presas fáciles a los creyentes de la cultura de la inconsciencia que promueve y sustenta al capitalismo como modo de dominación mental de los trabajadores y campesinos.
Egipto es el país que tiene la mayor concentración de población árabe. Si bien la lucha de clases no es nueva en ese país, la política económica del imperialismo para Egipto produce por un lado la extraordinaria riqueza de las transnacionales Euro- Norteamericanas y de sus lacayos nacionales y por la otra la miseria, la explotación y la desesperanza del pueblo Egipcio. Resulta pues, extravagante que se pretenda “salir” comunicacionalmente de Alí baba de manera tan diplomática y cortes, arguyendo la búsqueda de “libertades económicas” y se deje a los cuarenta ladrones para garantizar la hegemonía de las transnacionales y el sionismo en la región; así como, la continuación de la explotación del pueblo Egipcio. Estamos frente a una telenovela gatopardiana en la que se juega al “cambio” para manipular el curso terrorista de la nueva estrategia imperialista para el mundo.
Dentro de esta estrategia la manera de iniciar la agresión político- económico sobre los mercados Islámico se justificó ante la opinión pública mundial mediante la teoría de las “epidemia” de revueltas en el mundo árabe. En este sentido se promovieron de manera controlada las contradicciones internas de países como Túnez y Egipto para crear la apariencia del inicio del efecto dominó o epidemia que le permitiera ir incorporando paulatinamente a Yemen, Argelia y el resto de los países arábigos hasta llegar a IRAN como tercera avanzada, para continuar luego hacia Rusia y China. Cabe acotar que todos los países que iniciaron el supuesto efecto dominó son controlados por el imperio Euro norteamericano y sobre los que les resulta fácil manejar (controlar) las contradicciones internas, que ellos mismos provocan con sus políticas neocoloniales, para dar apariencia de cambios sin que se permita el desarrollo de las verdaderas fuerzas de liberación nacional y panarábigas.
La segunda avanzada del imperio Anglo- Franco- Norteamericano ha sido Libia. Aquí la oferta de una jubilación segura y de reyes para sus dignatarios no ha encontrado cabida por la idiosincrasia de su líder y por los fundamentos panarábicos de la historia de ese país. En este caso el despliegue de fuerzas al interior del país ha sido abiertamente apoyada por acciones militares y diplomáticas de los imperios inmiscuidos con el fin deponer no al líder sino deponer la primera gran barrera en su estrategia de dominación para aislar a IRAN y apoderar de todo el mercado islámico.
Sin embargo, aunque libia esté resistiendo el imperio Anglo- Franco- Norteamericano está ejerciendo presión política y milita sobre todo el mundo árabe (sobre los líderes y la clase trabajadora) al obligar que estos mantengan una posición neutral frente a un ataque de esta naturaleza. Con esta acción militar sobre Libia se cae la careta del “efecto domino o epidemia” y se pone al desnudo la ofensiva militar del imperio sobre el mundo árabe. Seguramente, superado este asunto el imperio arremeterá sobre IRAN, el núcleo duro del islam y sus inmensas riquezas petroleras, para iniciar su cuarta fase que es la apertura de los mercados islámicos.
En esta caza de los imperios por el control de las riquezas naturales y de los mercados regionales se circunscriben la lucha imperialista; así como, directa o indirectamente la lucha de clase de los trabajadores contra los imperios. En este momento, la unidad árabe, como unidad de los trabajadores árabes y del mundo son la única herramienta que poseen los trabajadores para combatir la rapiña de los imperios anglo- franco- norteamericano. El mundo islámico debe hacerse consciente de esta amenaza contra su modo de vida y su subsistencia. Los trabajadores deben empujar el carro de la historia hacia la revolución socialista en el mundo árabe e islámico y no permitir que sean tontos útiles en un show gatopardiano para su propia dominación y las de otros países.
Para finalizar, la geopolítica del imperio Occidental en la región árabe permite dibujar cuáles son los valores que comparten los imperios norteamericano, inglés, francés y alemán para realizar estas acciones conjuntas. A todas luces los une la acumulación de riquezas, la explotación de mercados poco desarrollados y su propia subsistencia frente a lucha que sostiene contra los trabajadores y campesinos, empobrecidos y con hambre del mundo. Es la lucha de clase, agudizada por el modelo capitalista imperial norteamericano, la que explica las acciones de terrorismo imperial contra los trabajadores y campesino del mundo, desatadas con motivo de otro de sus actos terrorista, el 11de septiembre del 2001 o las explosiones en Inglaterra y España ese mismo año. Otro elemento que contribuye a que los norteamericanos, ingleses, franceses y alemanes compartan valores comunes es el equilibrio de poder frente a los imperios Ruso y Chino para repartirse los mercados y áreas de influencia del mundo. Como se puede ver la agresión contra el mundo árabe responde a un movimiento dentro de un plan de dominación que refleja un equilibrio de poder en el mundo y el cual debemos combatir como un solo trabajador. Unidad, Unidad y Unidad de los árabes y trabajadores del mundo.
Rechazamos esta agresión de los imperios norteamericano, inglés y francés contra los trabajadores árabes e islámicos porque es una agresión contra la clase obrera mundial. La tarea es fortalecer la unidad árabe, el panarabismo y el islamismo contra la agresión imperial.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Libia: Golpe de Estado o Invasión

La OTAN ha insistido en que la acción militar iniciada en Libia por Estado Unidos, Inglaterra y Francia y retomada por ellos, posteriormente, se circunscribe a un “golpe de Estado” contra el Gobierno de líder Muammar Al Gaddafi, llevado adelante por “rebeldes” con ayuda de este organismo internacional. Pero, ¿Cuáles son las implicaciones que esta “inocente” declaración tiene para el Pueblo Libio?
En el caso que fuera un golpe de estado el pueblo debe evaluar si el gobernante contra el que se realiza la acción político- militar representa los intereses de la burguesía y el imperio o por el contrario promueve los intereses de la clase trabajadora o cuando menos es progresista respecto a los mismos. Esta distinción le permite al pueblo definir su participación en el proceso político en función de sus intereses de clase y en tal sentido desarrollar una lucha tipo: lucha de clase.
Por otra parte, si se trata de una invasión imperialista y colonialista con “nuevo” formato, basado en bombardeos (como en Iraq), con apoyo terrestre de fuerzas traidoras Libia y apoyo de mercenarios internacionales encubiertos (o “compañías privadas”) entonces el pueblo esta obligado a dar una guerra de liberación nacional contra el imperialismo y sus traidores nacionales.
Ayer fue Iraq, ahora Libia y en tránsito Siria (esperemos que nunca sea Venezuela). La cartilla parte de una resolución de la ONU (foro- show imperialista) en la que se alega violaciones de lo que sea, posteriormente vienen las amenazas y la congelación de activo y reservas. Seguidamente y de manera paralela se producen los bombardeos contra los civiles (“con el fin de protegerlos”); así como, la conformación de una oposición traidora (como la venezolana) en el extranjero que se auto denomine “rebelde”. Finalmente, se procede a ablandar al pueblo con bombardeos, terror y traición y establecer una matriz comunicacional internacional que califica la acción (invasión) de golpe de estado: de simple rompimiento constitucional “por razones de humanidad”.
Pero los pueblos también tenemos nuestra estrategia. Los pueblos hablamos de resistencia, de organizarse, de liderazgo colectivo, de profundizar la conciencia y de reconquistar el poder. Estamos convencidos que a la larga el pueblo Libio (su clase trabajadora y campesina) se alzarán con la victoria. A ellos nuestro apoyo revolucionario por ser un pueblo digno.
Toda esta estrategia del imperio pretende matar la rebeldía árabe, como pretenden hacerlo en América latina; así como, dividirlos. Su objetivo es jugar con las contradicciones (religiosas y tribales) para obtener enormes ganancias de los trabajadores y campesinos árabes. De aquí la necesidad levantar las banderas de la unidad y socialismo árabe de Nasser; así como, las banderas Marxistas de la unidad y la profundización de la conciencia de los trabajadores del mundo contra esta nueva agresión imperialista.

martes, 22 de febrero de 2011

Cuál es la ideología comunista?

La ideología (en cuanto conjunto de ideas organizadas y coordinadas) es el contenido, la forma y la justificación que subyace en los fundamentos de las diferentes super estructuras de la sociedad (el orden jurídico, la política, la educación, la cultura, la ética, la fe o sentido de espiritualidad, el Estado y el estamento militar). La ideología se gesta y desarrolla al calor del desarrollo de las relaciones de producción: al calor de la forma en que los seres humanos se relacionan para producir y cubrir sus propias necesidades. Y esa ideología ejerce toda su influencia, a través de las superestructuras, cuando las relaciones que justifica y reproduce se vuelven dominantes en la sociedad. La ideología dominante convive con otras ideologías como las relaciones de producción dominantes conviven con otros tipos de relaciones de producción. Las relaciones de producción que, para un momento histórico, sean más eficientes en la producción e intercambio de productos necesarios entre y para los seres humanos, de acuerdo al desarrollo de las fuerzas productivas y de los sistemas de transporte de productos, se convierte en la dominante, en la lucha que se desarrolla entre los diferentes tipos de relaciones de producción para imponerse.
Cada relación de producción dominante impone su propia ideología. Aquella que viene a justificar el dominio social de unos seres humanos por otros y a revelar los privilegios que nacen de esa dominación como un “hecho natural” y “divino”. En sociedades con relaciones de producción capitalista la ideología que la reproduce es la capitalista. Bajo relaciones de producción comunistas la ideología que la reproduce es la ideología comunista. En la fase de transición, de cambio, de las relaciones de producción capitalistas a las comunistas (el socialismo) la ideología dominante será la que gane más terreno y sea dominante en el campo productivo: a saber, en las relaciones de producción que más se apliquen.
Bajo ese contexto, resulta relevante determinar ¿cuáles serán las relaciones de producción comunistas, que permitirán la construcción de la ideología que le de forma y contenido a la estructura de la nueva sociedad: la sociedad comunista? Primeramente, en las relaciones de producción comunista se eliminan la propiedad privada sobre los medios de producción. Los medios de producción (fabricas, maquinas, activos o como se le llame) pertenecen colectivamente a los trabajadores (no al Estado, que en esta fase avanzada de la sociedad desaparece): esto es, a la sociedad, ya que todos los seres humanos son igualmente trabajadores con diferentes roles y funciones dedicados a producir para ellos mismo. En el socialismo los medios de producción deben pasar progresivamente a los trabajadores: pertenecer colectivamente a los trabajadores. Los medios de producción en manos del Estado han demostrado ser una fase para seguir desarrollando el capitalismo por otros medios. Y esta ficción dura hasta que las reglas de juego capitalistas, sobre las que se basan el capitalismo de Estado, las devuelvan a través de crisis económicas a sus amos los capitalistas.
En segundo lugar, en el comunismo se elimina la explotación del hombre por el hombre. La división del trabajo físico o intelectual se sustituye por la integralidad y complementariedad del trabajo físico e intelectual en la producción. La dirección de la producción está en manos de los propios trabajadores (productores), porque todos son trabajadores y todos deben hacerlo para vivir, para realizarse como seres humanos. En la dirección se aplica la disciplina y la autoridad, basado en el respeto y en la legitimación del otro como un trabajador igual, en las diferentes funciones que permitan hacer eficiente la producción. Los trabajadores participan intensa y activamente en la dirección y planificación de la producción. Pero, esa dirección en la producción está determinada por las necesidades de la sociedad.
En tercer lugar, la riqueza dentro y fuera de las unidades de producción (en la sociedad) circula y se distribuye acuerdo con las necesidades diferenciadas de los seres humanos que integran la sociedad comunista. En el comunismo la distribución y el intercambio de productos se da sin tropiezos y no como en el capitalismo, en el que los medios de producción definen quien puede comprar bienes (los burgueses) y quienes no (los trabajadores), de allí las crisis cíclicas del capitalismo. El producto de su trabajo no le es ajeno al trabajador (productor) que lo produce. Es por ello que la riqueza que produce lo recibe la sociedad como totalidad de trabajadores.
La distribución de mercancía se intercambia entre los trabajadores en función de las necesidades humanas (sin necesidad de mediar dinero). La distribución en el comunismo es el simple intercambio de trabajo por mercancía y estas mercancías cubren la totalidad de las necesidades de todos y cada uno de los trabajadores.
Cuarto, en el comunismo se estimula el desarrollo de las fuerzas productivas a los efectos de permitir que el productor (trabajador) disponga de mayor tiempo para dedicarlo a actividades formativas, recreativas, artísticas y culturales. Esta disposición de tiempo permitirá que se dedique mayor tiempo en la producción de aquellos sectores donde el desarrollo de las fuerzas productivas es menor o por el contrario donde las fuerzas productivas imponen una actividad productiva más especializada.
En el comunismo no existen clases sociales y en cuanto tal todos los seres humanos se dedican al trabajo productivo para ellos mismo, esto es, para la sociedad. Todos son productores, independientemente de sus limitaciones o capacidades (los capitalistas parásitos desaparecen y se vuelven productores, trabajadores, como el resto de las personas). La autoestima de los seres humanos en el comunismo es buena, en virtud de que tiene plena conciencia respecto de las relaciones de producción comunistas de utiliza, los beneficios que le procuran a él ó ella y al resto de la sociedad; el papel importantísimo que él desempeña en esas relaciones de producción y la responsabilidad que como trabajador tiene hacia los otros trabajadores. Los valores que subyacen y definen de las relaciones de producción comunistas entre los seres humanos están basados en el respeto hacia el mismo trabajador y hacia el otro, de legitimación y reconocimiento del otro, de colaboración y cooperación, de beneficio y valores compartido, de desigualdad y diferencia, de beneficio y satisfacción plena de acuerdo a las necesidades de cada quien, de desarrollo pleno de las capacidades, de autodirección y planificación participativa y compartida, de crítica y auto crítica, de armonía y equilibrio con la naturaleza, de pensar en el otro, de conocimiento, humildad y bondad, de felicidad y paz. El conocimiento en el trabajo bajo relaciones de producción comunista es práctico- teórico; ello permite un mayor desarrollo de las capacidades humanas y de conexión con la naturaleza.
Las relaciones de producción comunistas determinan la existencia de super estructuras que le dan contenido y forma a la legalidad, que le dan consistencia, justificación y protección al orden jurídico, la política, educación, cultura, ética, espiritualidad y forma de organización de los asuntos de la sociedad; así como, del estamento militar que la defienda del capitalismo existente en los otros países del planeta.
En este sentido la ideología comunista se expresa en el plano de la superestructura legal mediante la eliminación en la Constitución y las leyes de la propiedad sobre los medios de producción y el establecimiento del imperativo de realizar la distribución de la riqueza (producida por los seres humanos) de acuerdo a las necesidades de cada ser humano. En dicho ordenamiento jurídico se sancionaría cualquier intento de acumulación de riqueza individual, en el campo de la economía, en perjuicio de los demás productores: se eliminaría la explotación del hombre por el hombre. No existiría una legislación laboral porque todos serían productores; pero sí se sancionaría aquellas personas que sin contar con una discapacidad total puedan producir. La sanción siempre sería la reeducación del individuo en el seno de la sociedad comunista.
En materia educativa el estudiante sería entrenado (en la artes, el conocimiento y las técnicas) que permitan elevar su autoestima, su espiritualidad (o paz interior), su consciencia de la realidad y su capacidad crítica y autocrítica frente a ella. Al estudiante se le entrenaría para que fueran responsables de su destino, del resto de los seres humanos y de la naturaleza. Esta educación sería crucial para que el individuo reconozca sus intereses y se haga consciente del beneficio que le trae a él la sociedad comunista; así como, su papel como productor de riqueza para él y para el resto de la sociedad.
En el comunismo el individuo se hace consciente de su realidad y de su capacidad para transformarla: se convierte en un emprendedor. En el comunismo la educación le permite al ser humano disfrutar de las artes y cultura generada por la humanidad a través de su propia reflexión. El conocimiento en el comunismo se imparte a partir de la práctica y se profundiza en lo teórico, a partir de sucesivos acercamiento. El trabajo (la actividad productiva) es un elemento consustancial de la educación comunista y se aprende trabajando (haciendo). La actividad productiva es asumida como una forma de expresión humana. La educación comunista educa para integrar, para cooperar, para el amor entre los seres humanos, para la formación permanente y elimina toda discriminación. La educación comunista educa para vencer y eliminar las cadenas del neocolonialismo y la manipulación mental, no piensa por ti, te invita a pensar. La educación comunista instruye a los seres humanos en la responsabilidad en y para el ejercicio de la producción y, así mismo, elimina todo tipo de sumisión del hombre frente al hombre, frente al educador, como en las relaciones de producción capitalistas. La educación liberadora del comunismo no solo estimula el uso de las facultades pensantes mediante la crítica y la autocrítica sino que estimula desde muy pequeños la paz espiritual y la meditación. La educación comunista niega el consumismo que niega a su vez la naturaleza y a la propia condición humana. En el comunismo la educación es para ejercer plenamente la dignidad, la solidaridad y la condición humana, donde los intereses individuales y colectivos son reconocidos y puesto en beneficio de la sociedad.
En el Comunismo la superestructura política crea los espacios para una verdadera participación de los seres humanos en los asuntos de la sociedad en su conjunto. La eliminación de propiedad privada de los medios de producción y con ello las clases sociales permiten unificar los intereses de la sociedad comunista. En el comunismo la política es el instrumento para definir y hacer valer los intereses de los trabajadores (todos los integrantes de la sociedad) y por ello no les es ajena a los individuos (a los productores) sino que están consubstanciados con ella. Ya no abra especialista en política (los políticos) porque los propios productores se harán cargo de sus asuntos. Todos sin excepción realizarán un trabajo físico e intelectual en el campo económico y político. El hombre, mujer, niño o niña, anciano o anciana serán seres políticos con plenos derechos y deberes de participar en la construcción de la sociedad. La política está organizada para que la participación se haga efectiva, real y concreta. En el comunismo la política organiza, unifica y profundiza la conciencia de los hombres, mujeres, niños o niñas, ancianos y ancianas respecto a su papel transformador en las relaciones de producción comunistas. En la política comunista el trabajador se hace cargo de sus propios asuntos sociales. Para ello, los trabajadores que garanticen la educación y salud, entre otros, asumen la responsabilidad de planificar y dirigir junto al resto de los trabajadores de la sociedad sus propios servicios. En el comunismo los trabajadores no son ajenos del hecho social y son sus intereses los únicos que valen.
En el comunismo la superestructura cultura tendrá (igual que la educación) un papel liberador (de su propia conciencia) que le permita, a los hombres, mujeres, niños o niñas, ancianos o ancianas que integran la sociedad, rompe las cadenas de la esclavitud psicológica del trabajador capitalista (la explotación del hombre por el hombre) y lo induzca al cuestionamiento y la crítica de su realidad. La cultura en el comunismo es un medio de expresión de las emociones y sentimientos de los seres humanos y lleva en sí el papel estelar de ampliar la conciencia de los integrantes de la sociedad comunista respecto a las relaciones de producción existentes, respecto al desarrollo de su capacidad pensante, respecto a toda aptitud sumisa. El trabajo y el arte, el arte y el trabajo son una unidad dialéctica en el comunismo. La cultura junto a la educación refuerzan los valores comunistas y los vuelven una expresión natural de las relaciones de producción comunistas: de su conciencia liberadora. La cultura liberadora mancomunada con la meditación estimula la paz mental, la paz entre los seres humanos y la paz entre los seres humanos y la naturaleza.
La ética comunista la integran todos los valores de justicia, diferenciación, solidaridad, humanidad, paz, amor, complementariedad e igualdad entre hombre y mujeres, el trabajo como manifestación creativa, liberadora y emprendedora en el comunismo. La dignidad, el respeto, el amor propio y la cooperación son valores que nacen y se reproducen en las relaciones de producción comunistas. Estos valores justifican y le dan contenido profundo a la naturalidad de las relaciones de producción comunistas.
El comunismo desarrolla y profundiza la espiritualidad de los seres humanos y sustituye a la religión dominadora, manipuladora y engañosa que siempre estará al servicio de los explotadores de turno. El comunismo llena de seguridad al hombre, mujer, niño o niña, anciano o anciana frente a la naturaleza y otros seres humanos. En el comunismo los seres humanos empezamos a creer (nos sentimos seguros) en nosotros mismos, en nuestras capacidades para transformar la sociedad, en nuestro derecho a una vida digna y productiva aquí en la tierra, sin ningún tipo de intermediarios. Para el comunismo la meditación y la respiración profunda permiten liberarse de las angustias y lograr la paz espiritual. En el comunismo se estimulan con toda las fuerzas la autoestima necesaria entre los trabajadores para que el ser humano empiece a creer en sí mismo. En el comunismo la fe se desarrolla a su máxima expresión porque todos estamos empeñados en cubrir las necesidades de todos. Por ello, se apunta al desarrollo pleno de la vida humana de todos los integrantes de la sociedad. La mente centrada y en armonía con la naturaleza son los pilares de la fe Comunista. La paz mental y espiritual son el objetivo de la fe comunistas. Por ello la necesidad de que las relaciones de producción comunista, su educación y su cultura estimulen una buena autoestima. La fe es colectiva en el comunismo porque aprendemos a apoyarnos unos a otros: a creer en nosotros mismos y en los demás. La consolación en el comunismo no tiene que buscarse en la iglesia (ni en la religión) porque siempre habrá alguien que crea en ti, que esté allí para cooperar, para ser solidario, para expresar el amor al prójimo. Y esto es así por cuento las relaciones de producción comunistas necesitan y hablan del nosotros y no del yo por encima de los demás.
Los asuntos comunes a todos los integrantes de la sociedad son abordados por hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas en un triple papel, como productores, como políticos y como dirigente del proceso social. En tal sentido, la definición de los intereses de la sociedad (de los trabajadores) determina el direccionamiento de la misma. Los productores y productoras que prestan servicios públicos están obligados (no producto de la explotación del hombre por el hombre, sino como productores de la sociedad) a prestar servicios de alta calidad para el resto la sociedad comunista. Los asuntos nacionales, regionales o municipales se resuelven con la participación directa y consciente de los productores y productoras. La corrupción está eliminada por cuanto ella, en cuanto robo a la sociedad, está en contra de los beneficios de todos los seres humanos. Todos los integrantes de la sociedad se darían cuenta de los privilegios provenientes de la corrupción (que es inevitable ostentar) y ello daría pie a la aplicación de la justicia comunista que reeduca dentro de la misma sociedad. La política diaria se realiza bajo mecanismos que garanticen el cumplimiento de los intereses de los trabajadores (de la sociedad) y estos intereses no son otros que la preservación de las relaciones de la producción comunistas.
El estamento militar comunista en cuanto no está diseñado para subyugar a una clase por otra sino para liberarse de toda clase social. La base del estamento militar comunista es su consciencia y esa es la mayor ofensiva contra los ataques de Estado con relaciones de producción capitalistas. Ninguna fuerza militar transforma relaciones de producción; esta sólo se transforma sí las relaciones de producción impuestas mejoran las relaciones de producción e intercambio y cubre mayor cantidad de necesidades entre los integrantes de la sociedad. En este sentido el comunismo cumple con estos dos requisitos por encima del capitalismo.
De lo dicho se desprende que el conjunto de ideas liberadoras que reproducen, justifican, le dan legalidad y legitimidad a las relaciones de producción comunistas constituyen los fundamentos de la ideología comunista.